Desde hace más de una década, Bicicletas Sin Fronteras (BSF) ha trabajado incansablemente para mejorar la movilidad y la calidad de vida de estudiantes en Senegal. Desde este medio, hemos hablado con su fundador y director de proyectos, Romà Boulé, para conocer más de cerca esta iniciativa.
Bicicletas Sin Fronteras (BSF) es una fundación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es mejorar el mundo mediante el uso de bicicletas. Desde su creación en 2012, han entregado bicicletas a personas en riesgo de exclusión social para mejorar sus vidas.
En 2015, centraron sus esfuerzos en Senegal, facilitando el transporte escolar en bicicleta a los alumnos de zonas rurales. Por otro lado, su financiamiento proviene de donaciones de particulares y empresas comprometidas con su misión, garantizando la continuidad y expansión de sus iniciativas.
Romà Boulé decidió en 2010 vender sus participaciones en su empresa y crear BSF. “Esto nació desde algo muy tranquilo y muy poco ambicioso”, recuerda Boulé. Inicialmente, el proyecto consistía en recoger, reparar y entregar bicicletas, tanto en España como en el extranjero.
El planteamiento original enfrentó serios desafíos. Boulé cuenta que, al principio trabajaron con bicicletas de segunda mano, pero resultaron ineficaces. “Es difícil hacer un proyecto de cooperación con bicicletas de segunda mano. Es muy cansado y muy poco útil”, explica. Esta situación llevó a la organización a reconsiderar su enfoque.
Tras una constante búsqueda de mejorar la calidad y la oferta para los receptores de las bicicletas, Romà y su equipo dieron con la clave y crearon su propia bicicleta: la Baobike.
“Si queríamos dar lo mejor a nuestro usuario, teníamos que trabajar con bicicletas nuevas. Y entonces fue cuando diseñamos la Baobike y cuando empezamos a entregar bicicletas de primera mano”.
Romà Boulé, fundador y director de proyectos de BSF
Impacto y funcionamiento del proyecto
Actualmente, BSF se enfoca en dotar de bicicletas a institutos en Senegal con su proyecto Bicicletas para la educación. El proceso incluye la formación de un mecánico local, la construcción de un taller y un hangar, y la entrega de una flota inicial de 60 bicicletas a cada escuela.
Una vez cuentan con las bicicletas, el centro pide 9 euros por bicicleta al año para garantizar la compra de recambios y el salario del mecánico. Cada año la ONG entrega 60 bicicletas más al centro para que ellos se encarguen de su distribución.
Según exponen en su guía de Colaboración 2024, desde su creación en 2012, BSF ha entregado un total de 4.808 bicicletas, de las cuales 2.348 se han distribuido en Senegal. El impacto positivo de estas bicicletas en las comunidades de Senegal es notable. Los objetivos del proyecto incluyen:
- Facilitar el acceso a la educación para reducir el absentismo escolar y mejorar el rendimiento académico al aumentar el tiempo de estudio.
- Reducir la fatiga. Los alumnos ya no tienen que caminar largas distancias para llegar a la escuela, lo que les permite llegar menos cansados y más preparados para aprender.
- Promover la igualdad de oportunidades, por lo que, la bicicleta se convierte en una herramienta de integración social y movilidad.
El proyecto también tiene un enfoque sostenible. Las bicicletas son nuevas e idénticas, lo que facilita su reparación y mantenimiento. “Garantizamos su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo construyendo talleres de reparación, formando a mecánicos de bicicletas y evaluando continuamente el proyecto”, explica Boulé.
“Me gustaría que en vez de diez institutos tuviéramos unos veinte”
La organización cuenta con el apoyo de diversas marcas, algunas de las cuales donan dinero, otras conocimientos y otras materiales. Esta colaboración con distintas marcas han contribuido al éxito y desarrollo de lo que representa actualmente Bicicletas para la educación.
Una de sus colaboraciones más destacadas fuer el proyecto Mailllot Solidario, junto con La Vuelta Ciclista y otras empresas. En dicha sinergia, las entidades lanzaron un maillot deportivo cuya recaudación va destinada a la ONG.
Además, el compromiso personal de Boulé con el proyecto es destacable. Durante siete años, pasó seis meses al año en Senegal, asegurándose de que todo funcionara correctamente. Afirma que por este motivo funciona la ONG. “Funciona porque estamos allí, tenemos oficinas y un equipo trabajando diariamente”.
Por otro lado, a futuro Romà tiene grandes aspiraciones para la organización. “Me gustaría que en vez de diez institutos tuviéramos unos veinte“, dice, proyectando su visión para los próximos cinco años. Además, espera que todo el sector del ciclismo se involucre más en el proyecto.
“Nuestra fantasía sería convertirnos en la ONG de las empresas del sector de la bicicleta. Es decir, que tuviéramos una cuota asignada de RSP por parte de las empresas del sector y conseguir un win-win para todos. Ojalá fuera todo un orgullo para todo el sector colaborar con nosotros.”
Romà Boulé, fundador y director de proyectos de BSF
La Baobike
Después de varios años destinando buena parte de sus energías a conseguir donaciones de bicicletas, en 2019, Bicicletas Sin Fronteras decidió crear su propia bicicleta y montarla en Senegal.
En colaboración con Youin, Momabikes, y Tannus, se desarrolló la Baobike, una bicicleta especialmente diseñada para las condiciones de los caminos de Senegal. Esta bicicleta es resistente y duradera gracias a sus neumáticos antipinchazos.
La Baobike es un modelo sencillo y robusto, diseñada para que alumnos de todas las edades puedan manejarla sin dificultad. Además, las bicicletas se ensamblan en una fábrica en Palmarin (Senegal), construida en 2020, proporcionando empleo a la comunidad local y fomentando una mayor implicación en el proyecto.
