Madrid será el referente ciclista urbano. Esto no es una aseveración o el titular de un artículo surgido a la luz de una rueda de prensa del alcalde de Madrid. Es simplemente, ahora que estamos celebrando la Navidad, mi deseo de ver a esta gran urbe siendo ejemplo y reflejo de lo que la movilidad ciclista urbana puede ser y suponer.
Pero, para enfocar esta -mi opinión-, no me baso simplemente en el espíritu navideño. Me baso también en el cambio que, poco a poco, y como la hiedra que va apoderándose de una pared, se está realizando en el diseño urbano de la capital, donde el ciudadano ya convive con nuevas infraestructuras ciclistas, por ejemplo el realizado en Paseo de la Castellana, desde la Plaza de Castilla y que conectará hasta la Plaza del Emperador Carlos V (Estación de Atocha), el nuevo desarrollo urbanístico del barrio de Valdecarros (Vallecas), o el barrio del Pilar, entre otros muchos.
Pero también, y creo que esto es muy significativo, en la implantación y despliegue de un Bicimad que cubre todos los distritos de la ciudad y que pone a disposición de vecinos y visitantes un total de 7.500 bicicletas eléctricas donde, además, se usan.
Intención política. Y presupuesto.
En aquellos encuentros, foros o conversaciones en las que participo, siempre apunto cuando surge el tema de la bicicleta y Madrid que, para afrontar un proyecto de movilidad urbana basada en la bicicleta hacen falta dos cosas.
Por un lado, voluntad política, de la que hasta hace relativamente poco no había en los responsables políticos del Ayuntamiento de Madrid y, por otro lado, pasta, es decir, euros sobre la mesa para pagar la enorme factura que supone ponerse a levantar aceras, rediseñar espacios, adquirir infraestructura e iniciar un camino que, indudablemente y a pesar de algunos cenizos, no tiene vuelta atrás.
Está claro que hasta poco tiempo atrás no se daba la primera de las necesidades, la voluntad política. Bien porque no estuviera de moda, bien porque pudiera que una iniciativa así no sumase votos, o bien porque no se tuviera conciencia real de que, apostar por la movilidad en bicicleta, no es una opción, si no una necesidad.
En lo que se refiere a la capacidad económica de Madrid para embarcarse en un proyecto de liderazgo en el ámbito de la movilidad, creo que todos coincidimos en que, el dinero, no es el escoyo.
5.775.817 de viajes en Bicimad
En marzo de 2023 se puso en marcha el nuevo sistema de bicicleta pública de Madrid, Bicimad. Este ambicioso proyecto, el más grande (en todos los sentidos) al que se enfrentaba una ciudad en nuestro país, contaba con una planificación de desarrollo paulatino para que, antes de final de año, las 611 estaciones y las 7.500 bicicletas eléctricas que lo integraban, llegasen a los 21 distritos de la capital. Esto se ha conseguido en el plazo comprometido, a pesar de las dificultades e infinidad de problemas que la puesta en marcha del servicio ha experimentado, especialmente por fallos en los sistemas de anclaje de las estaciones (debido a la convivencia que tenían que tener con las anteriores bicicletas), como en la APP de uso, y también, todo hay que decirlo, por el uso inadecuado que alguna parte de los usuarios realizaron del sistema, aprovechándose de los fallos anteriormente citados.
Tal fue el caos que se llegó a generar, que el Ayuntamiento de Madrid junto con la empresa concesionaria del servicio (Pedalem), tuvieron que desplegar durante un determinado periodo de tiempo a cientos de personas para vigilar y ayudar en el uso del servicio.
Más allá de las dificultades, que deben entenderse como algo propio de una implantación de estas características, quedémonos con lo bueno, razón de peso para reforzar mi planteamiento inicial de que, Madrid, será el referente ciclista urbano: BICIMAD SE USA.
Y esto ya no es una opinión mía, esto lo dicen los últimos datos que el Consistorio madrileño ha hecho públicos, alcanzando la cifra récord de 5.775.817 viajes realizados. Esta cifra supera en casi dos millones de viajes el mejor año completo hasta ahora, cuando en 2019 se realizaron 3.895.978 de viajes.
Las cifras alcanzadas en 2023 también reflejan hitos históricos mensuales, donde se ha llegado a superar la cifra de 434.642 viajes mensuales (récord que se alcanzó en junio de 2020) en seis ocasiones a lo largo de los últimos nueve meses.
Cambio de mentalidad
Otro factor determinando para que un modelo de movilidad en bicicleta se convierta en éxito, pasa inevitablemente por el cambio de mentalidad y “aceptación” por parte de aquellos que comparten la vía pública. Aquí me refiero a todos, a los conductores de vehículos particulares, de vehículos profesionales, motoristas, peatones y, por supuesto, a los propios usuarios de la bicicleta.
En el recorrido que realizo para llegar a la oficina, coincido todos los días durante un buen tramo de calle (cuesta arriba y sin carril bici, por cierto) con distintas personas que se desplazan en bicicleta, tanto propia como de Bicimad u otros operadores, además de una familia de dos adultos y dos niños (que me tiene enamorado, por cierto).
En ese tramo observo cómo los usuarios ciclistas hacen uso de la calzada, como cualquier otro, y también cómo, y esto creo que debe destacarse, el resto de los que circulamos en esos mismos carriles aceptamos y respetamos (como no puede ser de otra forma) a los que van en bicicleta, más lentos y más frágiles que el resto. Aunque desgraciadamente sigue habiendo energúmenos por ahí sueltos en las calles que siguen comportándose como auténticos delincuentes frente a los ciclistas (en Madrid vivimos a finales de octubre un lamentable incidente en una bicimanifestación), quiero pensar que, la tendencia en el cambio de mentalidad es positiva y que, poco a poco, seremos capaces -todos- de aceptar la nueva movilidad en nuestras ciudades.
Reflejo para los demás
Y volviendo al comienzo de mi opinión de hoy, sigo convencido de que por todos los datos que manejamos hasta ahora, por las iniciativas que se están llevando a cabo, por la puesta en marcha de infraestructuras, por la intención y orientación de las medidas políticas en todos los estratos de la Administración Pública -ahí está también la Declaración Europea de la Bicicleta-, por el cambio de mentalidad de los ciudadanos y porque no hay otra alternativa que no pase por facilitar y fomentar el uso de la bicicleta -también con ayudas económicas-, quiero pensar que la ciudad de Madrid está ante una oportunidad inigualable para dar un impulso definitivo -y convencido- y convertirse así, en los próximos años, en el referente ciclista urbano.
Ojalá.
¡Feliz Navidad!
Excelente artículo Lorenzo. Esperemos que pronto Madrid sea un referente en algo que tiene pendiente.